Desde el diseño o por defecto, el cambio climático y medioambiental será un motor de transformación para la economía mundial y para las empresas de todo el mundo en las próximas décadas. Los cambios económicos impulsados por el clima también emanarán de la respuesta de los gobiernos y las empresas a medida que implementen medidas de mitigación y adaptación para gestionar los riesgos físicos y de transición derivados del calentamiento climático. Al aumentar la exposición de las empresas a los riesgos climáticos, las cadenas de suministro se convertirán cada vez más en ámbitos de interés para las empresas y sus esfuerzos de mitigación y adaptación debido a su impacto relativo sobre el cambio climático y su exposición al mismo. No obstante, implementar acciones climáticas equivocadas, lo que se conoce como mala adaptación, podría afectar negativamente a los/as trabajadores/as, las empresas locales y las comunidades, que juntos conforman la columna vertebral de las cadenas de suministro nacionales y transfronterizas. Por otra parte, las empresas con estrategias de gestión de riesgos sostenibles y a largo plazo que integran la gobernanza de impacto ambiental, económico y social en sus cadenas de suministro serán más resilientes y estarán mejor posicionadas para gestionar los riesgos del cambio climático y los impactos a los que se enfrentarán las empresas para avanzar en una transición justa hacia economías con cero emisiones netas y sostenibles desde el punto de vista medioambiental. El concepto de transición justa ha cobrado cada vez más fuerza entre las grandes empresas que quieren acelerar la adopción de una conducta empresarial responsable desde el punto de vista medioambiental y social en el conjunto de sus operaciones comerciales. Al mismo tiempo, determinados cambios normativos han empezado recientemente a imponer requisitos a las empresas para que aborden cuestiones relacionadas con el cambio climático y los derechos laborales y humanos, con implicaciones para las cadenas de suministro de las empresas. A medida que las industrias avanzan hacia una economía con cero emisiones netas y resiliente al clima, una transición justa significa promover economías sostenibles desde el punto de vista medioambiental de una manera lo más justa e inclusiva posible para todos los afectados, creando oportunidades de trabajo decente y sin dejar a nadie atrás. Esto implica que las empresas integren principios en torno al diálogo social, los derechos laborales y el empleo decente en estrategias de gestión del riesgo climático para lograr beneficios compartidos para la empresa, los/as trabajadores/as y las comunidades. Las empresas también deben interactuar con los grupos de interés afectados para garantizar la gestión adecuada del impacto en las comunidades en torno a la transición de sus operaciones comerciales. Por otra parte, un diálogo abierto y transparente facilitará la inclusión de diversas perspectivas, fomentando la confianza y garantizando que el plan satisfaga las diversas necesidades y aspiraciones únicas de los distintos grupos de interés. El objetivo de este informe para empresas es describir cómo pueden las empresas gestionar mejor la convergencia de los diferentes riesgos climáticos a los que están expuestas a través de sus cadenas de suministro, situando la transición justa en el centro de sus estrategias de planificación de la transición y gestión del riesgo y convirtiéndola en un pilar clave de la gestión general de la empresa. Presenta ejemplos recientes de empresas que aplican políticas y prácticas para gestionar el impacto ambiental y social de sus cadenas de suministro. El informe también analizará la importancia de los marcos multilaterales, el papel de los gobiernos y las colaboraciones entre múltiples grupos de interés. Por último, el informe ofrece cinco recomendaciones para que las empresas mejoren la sostenibilidad y la resiliencia de sus cadenas de suministro mediante una transición justa.